domingo, 29 de enero de 2012

TEMA 2: EL PROBLEMA DEL VALOR CUALITATIVO

Tema 2: EL PROBLEMA DEL VALOR CUALITATIVO

1.- INTRODUCCIÓN.

            En el primer capítulo de El Capital se trata las mercancías, como todo lo que se produce para el cambio más bien que para el uso del productor.

            El estudio de las mercancías es el estudio de la relación económica del intercambio.

            Marx comienza por analizar “la producción simple de mercancías”, como aquella en la que cada productor posee sus propios medios de producción y satisface sus múltiples necesidades por el cambio con otros productores que se encuentran en una situación similar. Se trata así el problema del cambio en su forma más clara y elemental.

            Acerca de la producción simple de mercancías existe una bien sentada tradición de teoría económica, pero Marx se separa en su análisis del de la escuela clásica.

            En el caso de Adam Smith, como ejemplo de la escuela clásica, éste considera la ciencia económica como la ciencia de la producción de mercancías, que tiene sus raíces en la naturaleza humana. Y desde este punto de vista, los problemas de la economía tienen un carácter exclusivamente cuantitativo; empiezan con el valor de cambio, la relación cuantitativa básica entre las mercancías que se establece a través del proceso de cambio.
Además Adam Smith liga inseparablemente el cambio a la división de trabajo y se les muestra como elementos obligadamente unidos que sostienen la sociedad civilizada.

Sin embargo Marx considera que la división del trabajo es una condición necesaria para la producción de mercancías, pero no a la inversa, y niega que la división del trabajo esté necesariamente ligada al cambio.

Para Marx la producción de mercancías no es la forma universal e inevitable de la vida económica, sino que es una de las formas posibles de la vida económica y que domina la Edad Moderna, y bajo ningún concepto puede presentarse como directa manifestación de la naturaleza humana.

Desde esta interpretación marxista, la producción de mercancías no se considera un fenómeno natural y es objeto de la investigación histórico-social.

Bajo este punto de vista, el economista no debe atender solamente a las relaciones cuantitativas que nacen de la producción de mercancías: el valor de cambio; sino que las relaciones cualitativas derivadas de las relaciones sociales subyacentes en la forma de mercancía: relaciones específicas históricamente condicionadas entre productores, también serán objeto de su estudio.

Por lo tanto en la teoría del valor de Marx existen tanto un valor cualitativo y como un valor cuantitativo de las mercancías.

En este tema 2 vamos a tratar expresamente el valor cualitativo.
2.- VALOR DE USO.
           
En la teoría del valor cualitativo de Marx se considera que toda mercancía tiene un doble aspecto: el de valor de uso y el de valor de cambio.

Para Marx el valor de uso expresa cierta relación entre el consumidor y el objeto consumido.
Y debido a que esta relación no da cuerpo directamente a una relación social, Marx excluye el valor de uso del campo de investigación de la economía política.

Esta postura de Marx contrasta fuertemente con el punto de vista de la teoría económica moderna, es decir, la de las escuelas no marxistas. Para estos últimos el sistema económico consiste en una serie de relaciones interdependientes aunque conceptualmente discretas entre hombres y bienes económicos. Por este motivo, el valor de uso o utilidad ocupa una posición central entre las categorías de la economía.

Pero la postura de Marx no significa que el valor de uso no deba de desempeñar ningún papel en la teoría económica, sino que se considera un prerrequisito del consumo y por lo tanto se incluye dentro de la cadena causal de los fenómenos económicos. Eso sí, insistimos en que nunca fue objeto de estudio por parte de Marx.

3.-VALOR DE CAMBIO.

Marx incluye el valor de cambio como objeto de su investigación económica.

 El motivo es que para Marx el valor de cambio es una relación cuantitativa entre cosas dentro del proceso de cambio de mercancías, pero además es una expresión del hecho de que los productores individuales, trabajando aisladamente cada uno, trabajan en realidad los unos para los otros (lo cual denota la existencia de una relación social).

De esta explicación de Marx se deduce que el cambio de mercancías es un cambio de productos del trabajo de productores individuales. Y estos productos, o mercancías, son resultado del trabajo humano en una sociedad basada en la división del trabajo.

En términos estrictos, para Marx el concepto valor de cambio se aplicaría sólo cuando las mercancías estuvieran presentes en plural, debido a que una mercancía individual posee la calidad social que es traducida en un simple valor.

Como valor, una mercancía es un rasgo de una forma histórica de sociedad que se distingue por dos características principales: 1) división del trabajo desarrollada, y 2) producción privada.

Fue este análisis de las características sociales de la producción de mercancías lo que condujo a Marx a identificar el trabajo como la sustancia del valor.





4.- TRABAJO Y VALOR.

            Marx identificó el trabajo como el valor que yace oculto detrás del valor de cambio. Desde esta óptica la mercancía tiene la propiedad de ser un producto del trabajo, y, desde este punto de vista de la producción, permite suponerla portadora y expresión de relaciones sociales.

            El trabajo tiene a su vez dos aspectos: uno correspondiente al valor de uso y el otro al valor de la mercancía que produce.

            A la mercancía como valor de uso corresponde el trabajo como trabajo útil. Para aclararlo diremos que una mercancía satisface una necesidad particular, es decir, tiene un valor de uso. Y el trabajo que se ha empleado para la producción de esa mercancía con ese valor de uso en concreto, lo denominamos trabajo útil.

            Por otra parte, para definir el trabajo desde el punto de vista del valor de la mercancía, tendremos que prescindir del valor de uso de la mercancía y contemplarla meramente como valor. De esta forma el valor de una mercancía representa trabajo humano abstracto, el gasto de fuerza humana de trabajo en general.

            Resumiendo, la relación cualitativa del trabajo puede definirse como sigue: “Por una parte todo trabajo es, hablando filosóficamente, un gasto de fuerza humana de trabajo, y en su carácter de trabajo humano abstracto idéntico, crea y forma los valores de las mercancías. Por otra parte, todo trabajo es el gasto de fuerza humana de trabajo en una forma especial y con un fin preciso, y en este, su carácter de trabajo útil concreto, produce valores de uso.”

5.- TRABAJO ABSTRACTO.

           
            Marx introdujo la idea de trabajo abstracto o en general en la economía política.

            Consideró que el trabajo abstracto es abstracto sólo en el sentido completamente recto de que se pasan por alto todas las características especiales que distinguen una clase de trabajo de otra.

            De esta manera redujo todo trabajo a un mismo común denominador, de modo que las unidades de trabajo puedan ser comparadas entre sí y sustituidas una por otra, sumadas y restadas, y finalmente agrupadas para formar un conjunto social. ¿Y cuál fueron los motivos que llevaron a Marx a efectuar esta abstracción del trabajo?

            Para Marx esta abstracción pertenece a la esencia del capitalismo por los siguientes motivos:

            1.- La sociedad capitalista se caracteriza por un grado de movilidad del trabajo mucho mayor que el que prevalecía en cualquier forma anterior de sociedad. Los individuos pasan fácilmente de una clase de trabajo a otra, por lo cuál no es importante para ellos qué clase particular de trabajo pueda tocarles desempeñar.

            2.- Pero además es muy importante el volumen total de la fuerza de trabajo social y su nivel general de desarrollo. De ellos dependen las potencialidades productivas de la sociedad, independientemente de la clase de mercancías que se produzcan, ya que el trabajo se ha convertido en un medio de crear riqueza en general y ha dejado de desarrollarse junto con el individuo en un destino particular.

            Marx considera que estas dos situaciones mencionadas han alcanzado su grado más elevado en la más moderna de las sociedades burguesas, la de Estados Unidos. Y que es allí donde la abstracción de la categoría “trabajo” se realiza en la práctica dentro de la economía política moderna.

6.- LA RELACIÓN DE LO CUANTITATIVO CON LO CUALITATIVO EN LA TEORÍA DEL VALOR.

            Como ya hemos mencionado anteriormente, desde la perspectiva marxista, el valor cualitativo de una mercancía viene determinado porque la mercancía absorbe una parte del total de la fuerza de trabajo disponible en la sociedad, y ello pone de manifiesto la existencia de relaciones sociales entre productores de las mercancías.

            A partir de la relación cualitativa surge la necesidad de determinar la relación cuantitativa. Para la economía política moderna, la relación cuantitativa originaría la necesidad de determinar el valor cuantitativo de las mercancías, cuyo objetivo sería la mera determinación de las proporciones de cambio entre las mercancías.

            Para Marx el valor cuantitativo no debe determinarse desde el lado proceso del cambio de unas mercancías por otras, sino todo lo contrario, el valor cuantitativo debe de expresarse en una magnitud que traduzca el tiempo total de trabajo de la sociedad que se requiere para producir una mercancía. Por lo tanto, se contempla desde el lado de la producción y no del cambio, y es objeto de investigación de las leyes que gobiernan la asignación de la fuerza de trabajo a las diferentes esferas de producción en una sociedad de productores de mercancías.

            Marx destaca la existencia de relaciones sociales subyacentes bajo la forma de una mercancía. Mientras que la economía política moderna estas relaciones no tienen ningún interés, y se centra en el valor de cambio de una mercancía como eje de su teoría económica.

7.- EL CARÁCTER FETICHISTA DE LAS MERCANCÍAS.

            Sweezy lleva a cabo todo un análisis de la sustancia de las relaciones sociales dentro del mundo de las mercancías, sustentando su argumentación en la Doctrina fetichista de las mercancías de Marx.

            En primer lugar, Sweezy destaca que es de suma importancia la “forma” de la organización social en la producción de las mercancías.

Considera que en el sistema capitalista existe un “carácter de clase”, pero que aquél es mistificado, deformado y falseado. Y se desvirtúan las relaciones sociales subyacentes al proceso productivo, con un objetivo claro: que el “obrero” no sea consciente en ningún momento de que es explotado dentro del proceso productivo de mercancías. Y que asuma como “natural” su participación en el mismo, creyendo en todo momento que trabaja realmente por voluntad propia y en condiciones de igualdad y libertad. Siendo los objetivos finales la ganancia por parte del propietario de las mercancías (capitalista o burgués), a costa del trabajo del obrero; y el mantenimiento por parte del mismo del sistema, de manera que se adopte la idea de la existencia de un sistema capitalista natural, eterno, impersonal y automático.

Para entender este punto de vista de Sweezy, es necesario explicar en qué consiste la Doctrina del fetichismo de Marx.

Esta doctrina trata de explicar cómo se ha mistificado la relación entre las cosas, mediante la reificación o cosificación de las relaciones sociales, en perjuicio de la relación básica entre los hombres, la cuál subyace bajo la producción de mercancías.

En el capitalismo avanzado en la Europa Occidental en los Siglos XVII y XVIII, se obvia el carácter social específico del trabajo de cada productor, en cuanto que la suma total de trabajo de todos estos individuos privados forma el trabajo conjunto de la sociedad.
 Lo que se pretende mediante esta maniobra es que las relaciones se traduzcan en relaciones materiales de personas y relaciones sociales de las cosas. De esta forma, con el alto desarrollo de la producción de mercancías y la difusión tan grande de este proceso, se implanta el fenómeno de la materialización de las relaciones sociales dentro del sistema capitalista.

Con este fenómeno se asume socialmente la impersonalización de las relaciones productivas. De manera que el productor individual trata con su prójimo a través del mercado, y lo que verdaderamente toma importancia son los precios y las cantidades vendidas, considerándose a los humanos como meros instrumentos.

De esta manera, los productores no tienen poder sobre lo que producen, y surge un nuevo movimiento en el que los productores son regidos por las cosas. De forma que el proceso de producción tiene dominio sobre el hombre, en lugar de ser controlado por él. Y por otra parte, el carácter real de las relaciones entre los productores es deformado y oscurecido.

Este oscurecimiento o deformación de las relaciones entre productores es el eje central del fetichismo de las mercancías, en cuanto que va a dar lugar a un dominio del mundo de las mercancías, el cuál es independiente de los productores y los tiene sometidos a su merced.

- Los productores van a considerarlo como un mundo externo al que adaptarse, como si del mundo de la naturaleza misma se tratase.

- De este modo, el orden social queda fuera del mundo de las mercancías, como una segunda naturaleza fuera de los miembros de aquél y opuesta a ellos.





Sweezy efectúa un análisis de las consecuencias del dominio del fetichismo de las mercancías:

1)                           La aplicación de las ideas y métodos de la ciencia natural a la sociedad, siendo el rasgo más notable del período capitalista:

Implica la creencia por los fisiócratas de la economía política del siglo XVIII del “carácter impersonal y automático del orden económico”. Como ejemplo destacamos la teoría de “la mano invisible” del mercado de Adam Smith.

2)                           La reificación o cosificación de las relaciones sociales:

Da lugar a las nuevas creencias:

·        El dominio de nuevas e inevitables categorías de la vida económica en general: valor, renta, salario, ganancia, interés, etc.

Prueba de que la economía moderna se subordina al fetichismo inherente a la producción de mercancías.

·        Atribución de un poder independiente a las cosas.

La división tradicional de los “factores de producción” en tierra, trabajo y capital conlleva a pensar que cada uno de estos factores “produce” un ingreso a sus propietarios, sin que se menciones en modo alguno la connotación social de la producción.

Las condiciones sociales se han convertido en cosas.

            En la Economía política clásica no existe una concepción racional de las relaciones de producción capitalista. Marx va a ser el único crítico que pone al descubierto las relaciones sociales reales subyacentes en las formas de producción de mercancías.

            Marx concluye que:

-         La forma de producción de mercancías es el velo más eficaz posible para ocultar el verdadero carácter de clase imperante en la sociedad capitalista.

Por una parte, los propietarios de mercancías se encuentran en un plano de igualdad perfecta, sus relaciones mutuas no son amo-siervo, sino que son relaciones contractuales entre seres humanos libres e iguales.

Por otra parte, los obreros no advierten que su falta de acceso a los medios de producción los obliga a trabajar en condiciones dictadas por aquellos que tienen el monopolio de los medios de producción,  y que por consiguiente están siendo explotados.

- Con la mistificación del mundo de las mercancías se consigue falsa “la apariencia” de que los seres humanos viven en un mundo de iguales.       

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