domingo, 29 de enero de 2012

TEMA 3: EL PROBLEMA DEL VALOR CUANTITATIVO

Tema 3: EL PROBLEMA DEL VALOR CUANTITATIVO

1.- EL PRIMER PASO.

            Marx considera que el valor de cambio de los productos es la traducción del valor que estos adquieren de acuerdo con el sistema de organización y aplicación de las actividades de producción y distribución.

Tratándose en este caso como objeto de estudio el sistema capitalista, en el cuál imperan la división del trabajo, como forma de organización de la producción; y el cambio privado de los productos individuales del trabajo, como forma para su distribución.

El valor de cambio es un aspecto de las leyes que gobiernan la asignación de la actividad productiva en una sociedad productora de mercancías, y ha constituido el punto de partida tradicional de la moderna economía política y también su objetivo último.

Marx analiza cómo determinar el valor de cambio a partir de la siguiente premisa: “Las mercancías se cambian unas por otras en el mercado en ciertas proporciones precisas; y absorben también cierta cantidad precisa de la fuerza de trabajo total disponible en la sociedad (traducido en unidades de tiempo)”.

¿Cómo se pueden relacionar los dos hechos anteriores: proporción de cambio y proporción de fuerza de trabajo? Marx llega a la siguiente conclusión:

“Las mercancías cuya producción requiere un tiempo igual se cambian sobre la base de uno por uno”. Esta fórmula es simple, pero requiere de dos especificaciones obvias:

1)                          En la determinación del valor no debe tomarse en cuenta más trabajo que el “socialmente necesario, es decir, el que se requiere para producir un artículo en las condiciones normales de la producción y con el grado de habilidad e intensidad comunes en un momento dado.

Y su valoración se efectuará solamente teniendo en cuenta la cantidad de trabajo realizado para producir una mercancía, independientemente de su valor de uso o utilidad.

2)                          El trabajo más cualificado debe tener, correlativamente, una mayor capacidad de producir valor.

Hay aquí dos posibilidades:

a)      Una cuestión de “habilidad natural”, de manera que la superioridad del más cualificado se manifiesta independientemente de la línea de producción en que pueda ser empleado.

A efectos de establecer una relación cuantitativa de equivalencia entre dos obreros, sólo es necesario colocarlos en la misma línea de producción, donde su efectividad relativa puede ser medida fácilmente en términos puramente físicos. Y una vez establecida la proporción necesaria, puede servirnos para reducir estas dos clases de trabajo a un denominador común en términos de creación de valor.

b)      Una cuestión de “entrenamiento”. Entonces es claro que el obrero superior emplea en la producción su trabajo propio y además aquella parte del trabajo de sus maestros. Por este motivo cada hora de su trabajo contará por hora y media de trabajo simple.

De esta manera Marx demuestra la viabilidad teórica de reducir el trabajo cualificado a trabajo simple, y abstrae cualquier clase de trabajo a un trabajo simple, no cualificado. Ignorar las diferencias entre trabajo cualificado y no cualificado es para Marx una abstracción pertinente con el objetivo de determinar el valor cuantitativo de una mercancía.

Marx en el problema del valor cuantitativo, no intenta ir más allá de que las mercancías se cambian unas por otras en proporción a la cantidad de trabajo socialmente necesario incorporada en cada una.

2.- EL PAPEL DE LA COMPETENCIA.

Marx, como hemos visto, considera que el valor de cambio de una mercancía dependerá del tiempo invertido en la producción de la misma.

Desde este punto de vista, Marx está obviando el papel de la oferta y demanda, es decir, de la competencia, en la determinación del valor del producto.

Sweezy nos hace ver que esto no es del todo real, y que aunque Marx no hace un análisis expreso de la competencia en el primer capítulo de El Capital, tiende a hacer mención de este aspecto en varias partes de sus escritos económicos.

De esta manera Sweezy destaca los siguientes comentarios efectuados por Marx en algunas partes de su obra, en referencia al papel de la oferta y demanda, como fuerzas concurrentes en el mercado cuyo destino es eliminar las desviaciones entre los precios del mercado y los valores.

“La relación de demanda y oferta explica, en consecuencia, por una parte sólo las desviaciones de los precios de mercado con respecto a los valores de mercado, y por otra parte la tendencia a equilibrar estas desviaciones, en otras palabras, a suspender el efecto de la relación de demanda y oferta”.

Y con respecto al “Valor, precio y ganancia”, Marx dice: “en el momento en que oferta y demanda se equilibran mutuamente, y, por lo mismo, cesan de actuare, el precio de mercado de una mercancía coincide con su valor real”





3.- EL PAPEL DE LA DEMANDA.


A Marx se le acusa de haber ignorado el papel de la demanda, en el sentido de las necesidades y los deseos de los consumidores, en la determinación de las relaciones de valor cuantitativo. Esto puede parecer no tener importancia en tanto en cuanto que Marx se limita a analizar las proporciones del cambio en una sociedad de producción simple de mercancías.

            Sin embargo, cuando se concibe el problema de una forma más amplia se observa que no se puede prescindir de las demandas del consumidor. Puesto que si se desea conocer tanto la proporción del cambio como la distribución del trabajo, es necesario contar con dos clases de información:
- en primer lugar, la información sobre el costo relativo del trabajo de cada mercancía;
- y en segundo lugar, la información sobre la intensidad relativa de la demanda de cada mercancía.

Dadas estas dos clases de información, es posible determinar lo que se conoce como el equilibrio económico general de la sociedad en cuestión.

Cuando se piensa en las tareas de la teoría del valor cuantitativo en este sentido amplio, no se puede prescindir de la pauta de las necesidades del consumidor.

Y según Sweezy, en este asunto no se puede acusar a Marx de ignorar la demanda y así lo demuestra haciendo referencia al volumen III de El Capital, en el cuál Marx comenta lo siguiente:
 “El valor de uso de las mercancías individuales depende de la necesidad particular que cada una satisface. Pero el valor de uso de la masa social de productos depende de la medida en que satisface en cantidad, de manera adecuada, una necesidad social precisa de cada clase particular de producto, de modo que el trabajo se distribuye proporcionalmente entre las distintas esferas de acuerdo con estas necesidades sociales, que son precisas en cantidad…”.

Pero si Marx reconocía el papel de la demanda, ¿por qué en el conjunto de su teoría sistemática se ocupó de este factor de manera tan breve y casualmente?.
Existen dos razones fundamentales que lo justifican:

1)                           Bajo el capitalismo la demanda efectiva es sólo parcialmente una cuestión relativa a las necesidades de los consumidores. Y a ello hay que añadir que la demanda del mercado está dominada por la distribución del ingreso.
2)                           Marx se interesaba principalmente en el proceso del cambio social, y más específicamente en “la ley económica de movimiento de la sociedad moderna”.
Desde este punto de vista, todo lo que es en sí mismo estable y sólo reacciona a los cambios que se producen en cualquier otra entidad, no sólo puede sino que debe recibir un puesto secundario en el plan analítico.

            Es claro que Marx pensaba que las necesidades de los consumidores entran en la categoría de elementos reactivos de la vida social. Estas necesidades son un reflejo del desarrollo técnico y organizacional de la sociedad, y no viceversa. 

            Y si se mira desde el punto de vista del cambio económico y se acepta la proposición de que los factores subjetivos desempeñan un papel esencialmente pasivo en el proceso de cambio, difícilmente se puede negar que Marx tenía razón en desdeñar el papel de la demanda en su análisis económico.

            De hecho un gran número de economistas ortodoxos, entre ellos Schumpeter, han reconocido la primacía de la producción y de la distribución del ingreso en las cuestiones de la evolución económica.

4.- “LEY DEL VALOR” CONTRA “PRINCIPIO DE LA PLANIFICACIÓN”.

1)      La ley del valor de Marx resume las fuerzas actuantes en una sociedad productora de mercancías, que regula:
a)      las proporciones del cambio de mercancías,
b)      la cantidad producida de cada una,
c)      y, la asignación de la fuerza de trabajo a las diferentes ramas de producción.

La condición básica para la existencia de una ley del valor es una sociedad de productores privados que satisfagan sus necesidades por el cambio entre ellos.
           
            La ley del valor trata de explicar cómo en una sociedad productora de mercancías, a pesar de que las decisiones no se toman de un modo centralizado y coordinado, existe el orden y no el caos. Marx lo expone así en su obra El Capital:

            “Puesto que los capitalistas individuales se encuentran uno con otro únicamente como propietarios de mercancías, y cada uno procura vender su mercancía tan cara como sea posible, la ley interna se cumple meramente por medio de la competencia entre ellos, por la presión mutua de uno sobre el otro, mediante la cual se equilibran las diferentes desviaciones. Únicamente como ley interior y, desde el punto de vista de los agentes individuales, como ley ciega, ejerce aquí su influencia la ley del valor, manteniendo el equilibrio social de la producción en la barahúnda de sus fluctuaciones accidentales”.

2)      Principio de Planificación: En la medida en que la asignación de la actividad productiva es sometida a un control consciente, la ley del valor pierde su pertinencia y su importancia; el principio de la planificación la sustituye.

El valor y la planificación son tan opuestos como el capitalismo y el socialismo, y por las mismas razones.

En la economía de una sociedad capitalista imperará la ley del valor; mientras que en la socialista imperará el principio de planificación.


5.- VALOR Y PRECIO DE PRODUCCIÓN.

Según Marx el precio es tan sólo la expresión monetaria del valor, y por lo tanto, su análisis pertenece a la teoría del dinero.

Sin embargo, los precios de producción son modificaciones de los valores, y se derivan de los valores de acuerdo con ciertas reglas generales; las desviaciones no son arbitrarias ni carecen de explicación.

La teoría del precio de producción no contradice la teoría del valor, sino que por el contrario tiene su sustento en esta última y forma parte de su desarrollo.


6.- PRECIO DE MONOPOLIO.


La existencia de un monopolio en la economía dificulta el funcionamiento de la ley del valor como reguladora de las relaciones cuantitativas de producción y de cambio.

El monopolista ejerce el control de la oferta y le permite aprovecharse de las condiciones de la demanda. La demanda adquiere una condición especial, y tanto el precio como la cantidad producida son diferentes de lo que serían en un régimen de competencia.

Además, las discrepancias entre el precio en condiciones de monopolio (que se establece de manera arbitraria por el monopolista) y el valor no están sometidas a ningunas reglas generales, como sucede con las discrepancias entre el precio de producción y el valor.

Las relaciones de valor cuantitativo son perturbadas por el monopolio; las relaciones de valor cualitativo no. Esto se debe a que la existencia del monopolio en sí misma no altera las relaciones sociales básicas de producción de mercancías: la organización de la producción a través del cambio privado de los productos individuales del trabajo.
Y tampoco cambia el que cada mercancía represente cierta porción del tiempo de fuerza de trabajo total de la sociedad (trabajo abstracto). Este punto es importante en cuanto que se puede seguir midiendo y comparando mercancías en términos de unidades de tiempo de trabajo, a pesar de que las relaciones cuantitativas precisas implicadas en la ley del valor han dejado de ser válida

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